Aún recuerdo las veces en que me enteré
que alguien que quería se había ido para siempre, es como un sueño repentino,
un mal chiste, un baldado de agua fría, quien era ya no es y nunca más volverá a
ser; no hay nadie físico, ya no puedes saludar, sólo quedan los recuerdos, a
veces las culpas, los te quiero en la garganta y los abrazos guardados para
siempre en un baúl viejo apostado en el rincón del corazón.
Si se cierran los ojos puedes ver
a aquellos que no están, recordar en tu mente lo que vivieron y resignarte a
que no hay más de allí, es difícil acostumbrarse a no ver a alguien, a saber
que no hay forma de decir todo lo que pudiste haber dicho porque ya no hay oídos
que escuchen, solo viejos momentos. La vida es como concurso de donde algunos
se van primero; muy pronto unos, otros ya en su final, unos injustamente, pero
todos dejan un vacío en aquellos con los que alguna vez compartieron su ser.
Los que ya no están viven en los
recuerdos, en los corazones, en lo sueños y dentro de todo aquellos que nos
permita recordarlos.
KJ Sterling.
KJ Sterling.
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